Ya sabemos que la llegada de Condé Nast a VOGUE significó muchos cambios en el perfil de la revista, y uno de esos cambios fueron las portadas. El neoyorquino fue pionero en las impresiones a color en la imprenta, algo que ya traía de su trabajo en Collier’s Weekly. Sin embargo, necesitaba de un símbolo que lo ayudara a mostrar la exclusividad y elegancia de la revista.
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